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Un espacio de reflexión y crecimiento personal

La maratón de buenas noticias


En 490 A.C. los atenienses ganaron una importante batalla en contra de las fuerzas del rey Darío I de Persia, sobre una llanura cercana al pueblo griego de Maratón, a unos 40 kms. de Atenas. Si la batalla contra los persas se perdía, los griegos estaban listos para evitar que Atenas cayera en manos del enemigo. Si no recibían buenas noticias antes de las 24 hs., los hombres, mujeres y niños que quedaban a la espera matarían a sus hijos y se suicidarían.

Como la batalla fue demorada, el general griego Milcíades II mandó a un mensajero, un soldado llamado Filípides para que corriera esa larga distancia para llevar las buenas noticias a la gente de Atenas. Al llegar, cayó muerto por el agotamiento. Cuenta la leyenda que su última palabra antes de morir fue “Victoria”.

Tras la batalla victoriosa, todo el ejército ateniense regresó con urgencia de Maratón a Atenas para defender su ciudad ante el ataque de los barcos persas. Fue entonces que los persas abandonaron sus intentos de conquista. Si bien hay variaciones de la historia, la realidad de este mensaje es el mismo: hay que comunicar las buenas noticias. La palabra “maratón”, entonces, quedó definida como una 'carrera pedestre de resistencia' y, a una 'competición de resistencia o actividad larga e intensa'.

Los Juegos Olímpicos, que comenzaron en 1896, quisieron celebrar este evento histórico. La distancia de la maratón olímpica actual es de 42.195 m. y comenzó siendo una carrera masculina. El ganador de la primera maratón, desde Maratón al estadio olímpico de Atenas, fue el atleta griego Spyridon Louis. La maratón femenina recién se inició en 1984 en las olimpíadas de Los Ángeles.

Hebreos 12:1-2 (TLA) dice: “… pues la vida es una carrera que exige resistencia. Pongamos toda nuestra atención en Jesús, pues de él viene nuestra confianza, y es él quien hace que confiemos cada vez más y mejor.”

Una maratón es una carrera larga y esforzada, así como la vida. Sin embargo, podemos aportar y sumar. Pongamos nuestra atención en la fe, porque tenemos una maratón para llevar un mensaje de paz, de aliento, de reconciliación, de esperanza… las personas a nuestro alrededor lo necesitan… ¡seamos portadores de buenas noticias!

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