¿Qué hago con mi ansiedad?
Hoy la ansiedad es pan de todos los días. Es algo que está ocurriendo en la mayoría de las personas hoy. Hasta los niños y adolescentes viven ansiedad.
La ansiedad es simplemente una manifestación de temor. Cuando estamos ansiosos, tenemos miedo de algo que pueda suceder, y nos llenamos de pensamientos de miedo y angustia. La ansiedad te roba el descanso, te roba salud y bienestar. Tus pensamientos están enfocados en un futuro incierto y preocupante; y también tus pensamientos miran atrás hacia el pasado con desánimo y negatividad.
Estas dos miradas continuas alimentan aún más la ansiedad. Y vivir en el pasado o en el futuro es la garantía de que tu presente se convierta en un lugar incómodo y difícil. Pero se pueden convertir en hábito diario y destructivo. Los pensamientos negativos y ansiosos pueden ser tantos que invaden nuestra vida. Se estima que naturalmente tenemos entre 70 y 80% de pensamientos negativos.
Hazte la siguiente pregunta: Mi ansiedad, ¿realmente es acorde a lo que estoy viviendo? ¿O es exagerada y fuera de contexto? Usa tu razón para analizar esta pregunta, y así podrás ubicar en contexto tu ansiedad. (Dicen que la gran mayoría de los miedos no se materializan… pero vivimos igualmente ansiosos sin tomar conciencia). El miedo y la ansiedad son dañinos.
¿Qué hacer? Los estudiosos en el tema dicen que lo mejor que se puede hacer es no prestarle excesiva atención a los miedos, ya que así se potencian y crecen. Pero intentar reprimirlos no funciona a largo plazo. Recuerda, tú eliges tus pensamientos, y puedes mejorarlos.
Pasos para reducir la ansiedad:
Fija objetivos claros y toma acción. Toma pequeños pasos en los cuales puedas enfocarte día a día.
Reconoce que no lo puedes controlar todo.
Para crecer hay que salir del área de confort. Cada día toma la decisión de levantarte para seguir adelante.
No tomes decisiones difíciles cuando no estás pensando con claridad. Haz una pausa antes de tomar decisiones importantes.
Practica la respiración profunda y relajada cuando te encuentres ansioso. Esta clase de respiración es una gran herramienta para disminuir tu tensión emocional.
Presta atención a tus pensamientos, emociones y acciones que vives a diario para examinar su conexión con la ansiedad.
Busca “fabricar” tiempos de alegría y bienestar, ya que así tu cuerpo fabricará endorfinas y aumentará tus mecanismos de defensa. Pon más amor y gratitud en tu vida diaria, y en tus relaciones. Sydney J. Harris dijo: “El tiempo para relajarte es cuando no tienes tiempo.”
“Hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes es una definición de locura”, dijo Einstein. Busca hacer cambios específicos y realistas en tu presente. Piensa que el estrés es bueno: es un mensaje que requiere tu atención, y te advierte de que debes realizar cambios y tomar mejores decisiones.
La actividad física es una excelente opción ante la ansiedad, en tanto sea acompañada de buenas decisiones y acciones. Un cuerpo estresado produce dolores de cabeza, de mandíbula, de hombros, problemas de digestión, entre otras cosas.
Finalmente: No te resistas a lo que está ocurriendo en tu vida. Resistirte te pone en mayor tensión y solo agrava lo que vives. ¿Significa renunciar y retirarse a la vida? No, claro que no, significa que desde la aceptación de lo que ocurre realizas los cambios que solo dependen de ti. Por ejemplo, busca quejarte menos.
El escritor Steven Covey escribió: “La manera en que miramos el problema es el problema”. Cambiemos nuestro enfoque respecto al problema, y miremos a los problemas como oportunidades o peldaños al crecimiento. Enfócate más en las soluciones que los problemas.
Una vez que comiences con los cambios, vendrán las nuevas oportunidades. Escribe todas las noches las acciones que hayas tomado para crecer y avanzar. Y cada día valora y aprecia a tus seres queridos con un abrazo, un mensajito, un regalo.
Así irás venciendo tu ansiedad paso a paso.
