Lo que necesitas saber sobre la entropía

Las cosas en la vida tienen la maña de complicarse, echarse atrás, enfriarse, romperse… no hay que realizar ningún esfuerzo para que una relación familiar se venga abajo, para que un matrimonio se enfríe, que un hijo se aleje… o que las cosas se vengan abajo, se desintegren…

La llamada Ley de Murphy, quien fue un ingeniero aeroespacial, afirma: “Si algo puede fallar, fallará.” Fue el 1949, cuando vio que estaba mal conectada una aplicación de electrodos. Si bien hay varias versiones a esta historia, la realidad es la siguiente: Las cosas que pueden fallar, fallan.

Otra palabra para esto es entropía. Entropía es una palabra técnica de la termodinámica que mide el nivel de desorden en un sistema cerrado pero cambiante, en donde la energía pasa de un estado de orden a un estado de desorden. Es la ley de probabilidades de que las cosas se deterioren. A mayor entropía, mayor desorden y menor energía para hacer una tarea útil. Esta idea se ha trasladado a las comunicaciones, la economía, la tecnología, y aún la música. Significa el estado de desorden en la vida diaria ante la ausencia del esfuerzo de mantener y cuidar el orden.

¿Y cómo se vive la entropía en la vida diaria? Porque la realidad de la entropía es que siempre aumenta con el tiempo. Las cosas en su estado natural se van descuidando, se van desorganizando. El automóvil se desgasta. El jardín se desborda de yuyos. La pintura se ensucia. Las relaciones se desgastan.

Es decir, sin esfuerzo, sin acción clara, sin un trabajo diario, todo tiende a desmoronarse.

Y al entender la realidad de la entropía en nuestras vidas, podemos luchar para recuperar y mantener el orden, para mantener y cuidar nuestros bienes, para resolver los problemas que aparecen, para atender las relaciones que nos importan. Nuestro matrimonio. Nuestros hijos. Amigos. Hay que esforzarse duramente para sacar las cosas adelante. No dejemos la vida al azar. Pongamos nuestra energía y voluntad para impedir que las cosas valiosas de la vida decaigan. Construyamos deliberadamente la clase de vida que anhelamos y soñamos. Sin aflojar. Sin abandonar. Porque las cosas valiosas de la vida merecen nuestra mayor atención.