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Un espacio de reflexión y crecimiento personal

¿CUÁNTO TIEMPO DEDICAS A LA QUEJA?

Isaiah Hankel, en la revista Entrepreneur, afirma que tus problemas son proporcionales a la cantidad de tiempo que pasas quejándote de tus problemas. Es decir, cuanto menos te quejes, menos problemas tendrás. Inversamente, cuánto más te quejes, más se agrandarán tus problemas.

La queja simplemente mantiene tu atención en los problemas, y te consume energía y desgaste que podrían ser más útiles en la solución de los problemas.

La queja negativa disminuye la función de tu cerebro y afecta tu salud en general. Los psicólogos observan que quienes están ventilando sus problemas todo el tiempo, por mucho tiempo, tienen aumento de ansiedad y depresión. Es más, los neurólogos afirman que más de 30 minutos de queja elimina neuronas en tu cerebro, en el hipocampos, la parte de tu cerebro que tiene la responsabilidad de resolver problemas.

Es como alguien dijo, si una parte del automóvil no funciona, no arrojamos el vehículo a la basura, sino que buscamos arreglarlo. Pero la queja inútil es como quien señala vez tras vez la rotura del automóvil sin buscar repararla. ¡Absurda contradicción!

¿Qué aprendemos de esto? Que si quieres atraer al fracaso y al debilitamiento, habla de tus problemas todo el tiempo. Si quieres atraer bienestar y crecimiento, habla de lo que te hace feliz. Es más, cuánta mayor queja en tu vida, más se corroe tu valor y tu auto-estima.

El cambio de revertir tanta queja en nuestras vidas es transformar la manera en que hablamos. En lugar de decir: “Hoy será un día difícil y complicado”, podemos pensar, “Es un gran día para ver qué soluciones encuentro.”

La queja se convierte en un círculo vicioso, en donde cuanto más nos quejamos, más tristes nos sentimos, más tristes nos sentimos, más decaemos en el ánimo, y por lo tanto, aumentamos nuestra queja. Puedes elegir salir de este círculo vicioso, entendiendo que la queja es adictiva y aparentemente nos hace creer que estamos descargando el problema, cuando en realidad, la queja aumenta nuestra carga emocional, disminuye nuestra energía, y aumenta nuestro malestar.

¡Es tan fácil quejarse!

Un proverbio dice: “En lugar de quejarte que el rosal está lleno de espinos, sé feliz que el arbusto de espinos tiene rosas.”

La realidad es que nos quejamos mucho más de lo que creemos. Es fácil observar en los demás sus quejas, pero, ¿nosotros cómo andamos con la queja? Se hace un hábito que sin darnos cuenta aumenta y trae insatisfacción y malestar a nuestras vidas.

Hay personas tan negativas que difícilmente cambien, ya que la queja se convierte en una muletilla. Seamos honestos, es mucho más fácil quejarse que no quejarse y buscar una solución. Es mayor el esfuerzo en abandonar la queja, pero serán beneficiosos los resultados en nuestro bienestar personal.

¿Qué hacer para disminuir la queja en nuestras vidas?

Comienza enfocando tu mirada desde otro punto de visto: desde tu responsabilidad personal frente a la situación. La queja en cierto modo pone la responsabilidad “afuera” de uno, y nos pone, indirectamente, en una posición de víctimas o “no hay nada que se pueda hacer al respecto”. Nuestro cerebro, como dicen los estudiosos, está programado para nuestra sobrevivencia, y la queja es parte de esa sobrevivencia. Por eso es importante preguntarnos, ¿en qué nos enfocamos cada día? ¿En buscar lo negro y lo negativo, y buscamos lo bueno e inspirador de cada momento?

Toma tiempo para examinar lo que no anda bien en tu vida: seamos realistas, hay problemas y dificultades en cada paso de nuestras vidas. Pero a la par de ver la realidad como es, busquemos soluciones y actitudes correctas.

Una manera de disminuir la queja en nuestras vidas es dejar de juzgar y opinar tanto sobre los demás. Otra manera es realizando un inventario diario de las cosas por las cuales estás agradecido.

Acepta tu responsabilidad frente a las situaciones que vives, y piensa que puedas aportar y sumar en lugar de restar y criticar. Que tu actitud sea de generosidad y contribución hacia lo que te rodea. Recuerda, la queja es una actitud de pasividad e inutilidad. La queja por sí sola no resuelva nada.

Toma tiempo para ti mismo, para lo que disfrutas de hacer, y examina maneras en que puedes mejorar tu vida hoy. El estrés y la preocupación pueden robarte alegría y bienestar si no prestas atención.

Toma tiempo antes de hablar y opinar. Piensa antes de responder con sarcasmo, queja o juicio sobre los demás.

Comienza cada día mirándote en el espejo con una sonrisa, diciéndote, “Hoy es el mejor día de mi vida. Miraré a la vida con más alegría y más entusiasmo, y en lugar de criticar buscaré soluciones específicas a mis problemas.”

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