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Un espacio de reflexión y crecimiento personal

OPORTUNIDADES INESPERADAS: UNA HISTORIA


El 12 de enero del 2007 un hombre se sentó en la estación de subte de Washington DC, vestido de manera informal, con una gorra de béisbol en la cabeza. Sacó un violín de su estuche y comenzó a tocar durante 45 minutos. Era la hora en donde las personas corrían frenéticamente para alcanzar los trenes y sus compromisos. El hombre, sereno, tocó seis piezas de Bach en medio de este trajín.

De las 1097 personas que pasaron durante esos minutos, solo 7 personas se pararon por unos pocos minutos. Varios niños intentaron parar a escuchar, pero sus padres los arrastraron apurados a seguir caminando. Un hombre se apoyó contra la pared por otros minutos para escuchar, luego miró su reloj, y salió disparado. Unas 20 personas le dieron dinero, pero continuaron caminando. Cuando el hombre terminó de tocar, y todo quedó en silencio, nadie aplaudió, nadie lo saludó. Se puso en pie, guardó su violín, e hizo su retirada en completo anonimato. En total, había recibido 32 dólares.

Lo que nadie sabía (aunque como excepción, una persona lo reconoció) era que este hombre era Joshua Bell, eximio violinista mundial, tocando un Stradivarius fabricado en 1713 valuado en casi cuatro millones de dólares, tocando algunas de las piezas musicales más bellas del mundo. Días después, las entradas para escuchar su música se vendían a más de cien dólares, con las localidades agotados. Bell había sido invitado por el diario El Washington Post a ser parte de una experiencia social sobre la percepción, el gusto y las prioridades de las personas.

¿Será que este experimento refleja la realidad de nuestros tiempos? ¿Será que nosotros también perdemos el momento de disfrutar, de saborear, de aprovechar y ver todo lo que aparenta estar oculto, aquello que está a la vista pero que no vemos? ¿Será que nosotros corremos de aquí para allá pasando por alto esos momentos de luz, de afecto, de atención? ¿Será que pasamos por alto las pequeñas señales de la presencia de Dios, de la sonrisa de un niño y el brillo de una flor?

Porque como dice el pensamiento, “La belleza está en los ojos de quien mira”. Tomemos tiempo para recuperar una mirada más atenta hacia las cosas realmente importantes de la vida.

Busquemos y encontremos las oportunidades inesperadas.

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