TORCIENDO EL MAPA... ¿O ENDEREZANDO LA VIDA?

Recientemente leí un artículo sobre la sobrevivencia en las montañas, analizando el por qué la gente se extraviaba, y por qué la gente se mantenía extraviada. Curiosamente, la información se relaciona directamente con la vida espiritual de una persona.
Según el profesor de psicología, Edward Cornell, de Canadá, el primer error para extraviarse era hacer caso omiso al entorno. Explica que cuando una persona se pierde, revisa el mapa y empieza a decir que el mapa está equivocado. “Quizás el lago se secó”. “La roca tal vez se movió” El profesor afirma lo siguiente, “En lugar de fijarse bien en el terreno, lo que la persona hace es tratar de ajustar la realidad a sus expectativas. A esta conducta se le llama ‘torcer el mapa’.” Y analiza Cornell que el mayor riesgo en estos casos no es morirse de hambre, sino de frío. ¡Qué mensaje más interesante!
Y me hace pensar en la realidad... ¡cómo nos gusta ‘torcer el mapa’ para acomodarlo a nuestro gusto y piacere! Adaptamos la realidad a nuestras expectativas, y preferimos vivir en relación a las expectativas que en la realidad. Quizás escuchemos la verdad, pero la reducimos a una media verdad...quizás la verdad nos esté confrontando a gritos, pero hacemos caso omiso a las señales... Y claro que es un gran tropiezo a mi crecimiento personal y espiritual. Si siempre ando ajustando la realidad a mis propias maquinaciones... ¡ay de mí! Estoy edificando sobre fantasías, no sobre la realidad.
Porque... mis expectativas son mis exigencias, mis imposiciones, mis ideas sobre lo exterior, sobre los demás, sobre mi entorno. Me ata y me condiciona a buscar controlar lo que me rodea en lugar de comenzar a disciplinarme a mí misma. Prefiero reclamar al otro lo que yo creo necesitar antes que decir, ¿qué me toca a mí? Prefiero exigir, señalar, apuntar...y así sigo torciendo el mapa. Me da la ilusión de estar resolviendo problemas cuando en realidad los estoy esquivando. Sigo sin realizar los cambios que debo hacer en mí misma.
Hay que mirar El Mapa de la Vida. El Mapa que me dice quién soy, a dónde voy, y qué puedo hacer de mi vida. El Mapa me señala el camino, me advierte de los atajos, me muestra los montes y valles de la vida. Me enseña a vivir una vida de aventura. Pero el Mapa solo es un mapa hasta que lo ponga por obra. El Mapa no me ayudará a encontrar el camino a menos que me active y lo siga.
No quiero seguir extraviada...quiero mirar el Mapa, estudiar el camino, y enderezar mis pasos. No quiero perderme en el monte de la vida, ni morirme de hambre ni de ser. ¡Aprenderé a usar el sabio Mapa de la Vida!