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Un espacio de reflexión y crecimiento personal

Estresados y con hijos


Hoy es estrés está invadiendo nuestras vidas, sea porque lo vivimos por situaciones de desempleo, problemas familiares, sea por enfermedad, exceso de trabajo... y encima, podemos estresarnos al analizar todas las cosas ¡que no estamos haciendo para reducir el estrés! No hacemos todo el ejercicio que debiéramos, no comemos tan bien como debiéramos, no descansamos lo suficiente, no tenemos la familia perfecta (mas bien tenemos una familia “ferpecta” como decía el título de una película). Qué hacer entonces como padres, ¿internarnos en un manicomio durante la crianza de los hijos?

O seguir avanzando como dos empleados trabajando al costado de una ruta: uno cavaba un pozo, y el otro lo rellenaba. Luego avanzaban unos metros, uno volvía a cavar un poco, y luego el otro lo rellenaba. Y así pasaba la mañana hasta que un curioso observador preguntó por qué hacían lo que hacían. Y uno de los trabajadores respondió: “Lo que pasa es que hoy faltó el que coloca los postes.”

¡Y así andamos muchos en la vida, con un sentimiento de no estar avanzando, de no estar a cargo de la situación familiar (por algo los estudios indican que quienes tienen hijos sufren más de depresión que quienes no los tienen), de vivir pensando que jamás lograremos lo que más anhelamos...¡tener una familia como Dios anhela!

Y para crecer y avanzar en fortalecer nuestras familias frente al estrés hay varios consejitos prácticos para poner por obra:

Aprende técnicas de organización y uso del tiempo. ¡Es increíble el tiempo y desgaste que sufrimos por falta de organizarnos y administrar bien el tiempo! Como dice el refrán de nuestras abuelas: Tengamos un lugar para cada cosa, y pongamos cada cosa en su lugar.

Aprende a decir que no con gracia y firmeza: a las cosas que son superfluas, poco importantes, a nuestros hijos cuando sea necesario (¡y a menudo es necesario!), a gastos innecesarios, a compromisos que no suman a la vida espiritual de la familia. ¡Decir que no a la comida chatarra excesiva, al exceso de horas de televisión (entre otras cosas) y decir que sí a un tiempo en familia, a los abrazos, y a la buena comunicación!

Aprende a tener “chocolate caliente” para el alma como padres (¿o será “mate cocido” para el corazón como en La Argentina?). Cuando hice una encuesta entre varias mujeres respecto a sus prioridades, ninguna puso en su lista “Cuidarme a mí misma, tener tiempo y espacio para mí”. ¡Este es un grave error! Porque el tiempo de recreación y cuidado de uno mismo como adulto y padre tiene una excelente repercusión sobre los hijos. Tomo tiempo para leer buenos libros, tomo tiempo para caminar, reflexionar, tener un hobby, compartir con otros adultos amigos... ¡y así combato el estrés y soy mejor padre para mis hijos!

Aprende a tener “chocolate caliente” para tu matrimonio. Invierte tiempo en tu cónyuge, en expresar afecto, salir juntos a solas, en mantener el romance a través de notitas, regalitos y pequeños mimos. (Los psicólogos han concluido que el amor y los cuidados levantan las defensas corporales, así que el amor es excelente para la salud—el amor que se expresa y se practica a diario, claro está). Y cuando el matrimonio está firme, ¡es un gran equipo de trabajo para enfrentar la crianza de los hijos!

¡Disfruta de tus hijos! Abrázalos, dales aliento, y muéstrate como un padre que maneja los límites con confianza para el bien de tus chicos! Y un consejito más: Enséñales a ser optimistas, a minimizar las dificultades y maximizar sus logros y crecimiento. Pero, ¿se puede enseñar optimismo y la fe? ¡Más bien tendrás que enseñarlo y modelarlo a través de tu propio ejemplo de fe y esperanza!

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