¿Qué debo pensar de mí mismo?

Piensa:
Mi vida está marcando una diferencia. Por eso perdono a quienes me dañaron para no atarme al rencor.
Soy capaz. Puedo superarme y crecer cada día.
Puedo enfrentar mis desafíos, aun aquellos que me intimidan. Veo mis problemas como desafíos, no como amenazas.
Mi vida es un continuo aprendizaje de lecciones. Aprendo cada día de mis errores y sigo adelante.
Ningún día pasa sin que tenga valor.
No espero que la vida sea cómoda ni fácil. Me preparo para esforzarme cada día.
Mi vida no tiene que ser perfecta, pero sí, hago lo mejor que puedo.
Dedico tiempo y espacio para reflexionar y meditar en mi vida, en mis acciones y actitudes.
Tomaré las mejores decisiones posibles.
Creo momentos de alegría y buenos recuerdos. Como escribió Shawn Achor, un investigador sobre la felicidad: “El éxito no trae felicidad, la felicidad trae el éxito”. Busco hacer de cada día un momento más alegre, más agradable. Cada día tengo la oportunidad de mejorar, aunque sea de a un milímetro mi planeta. Achor también menciona: “Si tan solo conocemos la inteligencia y las habilidades técnicas de un empleado, solo podremos predecir el 25% del éxito. El 75% del éxito a largo plazo en un trabajo se predice por tres categorías: el optimismo, la conexión social, y la manera en que se percibe el estrés”.
No espero lograr o alcanzar metas para vivir y valorar el presente. No espero que ocurra algo para recién sentirme bien.
Soy una persona amable y considerada.
Porque recueda, ¡te conviertes en lo que piensas!